Reseña de «Tinder y yo», de Iván Klem

Erika Bastide

Publicado: junio 20, 2025
Descubre qué revela «Tinder y yo» de Iván Klem sobre el amor digital. Una reseña directa, cercana y sin filtros.
Resena de «Tinder y yo», de Ivan Klem

Leer Tinder y yo de Iván Klem es como sentarte con un amigo que te lo cuenta todo sin filtros después de haberse tomado dos copas de vino. Ese amigo que no se anda con rodeos, que lo ha vivido todo y que tiene una manera muy particular —y muy divertida— de ver el mundo. Desde la primera página sabes que no estás ante una guía de autoayuda ni un diario romántico, sino ante un testimonio autobiográfico lleno de chispa, de ironía y de verdades incómodas.

Iván no se anda con rodeos. Se ha pasado más de dos años metido en Tinder, no buscando el amor eterno, sino explorando ese gran parque temático que es el ligue online. Lo dice claro desde el principio: está compuesto y sin novia, pero no por eso menos satisfecho. En realidad, se nota que se ha divertido un montón en el proceso. Y eso es justo lo que transmite. Su forma de escribir es tan honesta que a veces da risa y a veces te deja pensando en cosas que, sinceramente, no te habías planteado.

Lo primero que impacta es el estilo. La narración en primera persona no es casualidad, es la única manera en que este libro podría funcionar. Porque lo que cuenta Iván, lo cuenta como quien lo vivió, lo sufrió, lo disfrutó y después lo digirió para poder compartirlo contigo sin ningún tipo de disfraz. Hay un talento enorme en escribir sobre uno mismo sin parecer pretencioso, y él lo consigue. A veces con sarcasmo, a veces con ternura, pero siempre con una mirada lúcida que le permite reírse de sus errores —y también de los ajenos— sin caer en el cinismo.

Más allá de las anécdotas hilarantes —que las hay a montones— el libro se convierte poco a poco en un espejo de nuestra sociedad. De lo superficial, de lo inmediato, de lo absurdo que puede ser a veces buscar conexión en un mundo de perfiles, fotos mal escogidas y frases que parecen sacadas de un concurso de frases motivacionales fallidas. Y sin embargo, hay belleza en medio de ese caos. Porque Iván logra encontrar momentos de verdad, de complicidad, de ternura. Momentos en los que, incluso desde el otro lado de una pantalla, se puede sentir algo real.

Portada de Tinder y yo

Uno de los grandes aciertos del libro es cómo trata la pandemia. No como una tragedia, aunque lo fue, sino como ese gran paréntesis donde muchos volvimos a preguntarnos qué hacíamos con nuestras vidas. En su caso, Tinder se convirtió no solo en una forma de matar el tiempo, sino también en una ventana a la condición humana. El autor usa ese contexto para mostrar cómo cambió nuestra manera de ligar, de vincularnos, de pensar en el contacto físico. Y lo hace sin moralismos, sin juicios, simplemente observando con una mezcla perfecta de distancia y empatía.

Además, está esa parte que podríamos llamar su alter ego artístico. Porque Iván no solo se dedica a Tinder. También fotografía, escribe, reflexiona. Nos habla de sus proyectos creativos, como ese fotolibro que comparte con una mujer que, a pesar de la distancia, le marcó. Y en medio de toda esa ironía que inunda el libro, se cuelan pasajes de una belleza poética que sorprende. Como si debajo de ese escudo de sarcasmo y ligue fácil, hubiera un tipo que en el fondo lo que quiere es que lo entiendan. Que lo vean de verdad.

Eso es lo que hace que el libro no sea solo gracioso, sino también conmovedor. Porque aunque Iván se ría de sí mismo, no se esconde. Cuenta lo bueno y lo malo. El sexo, las citas que no llevan a ninguna parte, los silencios incómodos, las frustraciones, las ganas de que por fin alguien valga la pena. Pero no desde el drama, sino desde esa lucidez que da el haber vivido mucho y haberse tomado el tiempo para entender lo que uno siente.

Hay una reflexión de fondo que atraviesa el libro y que, sin necesidad de decirlo de forma explícita, se va colando entre líneas: quizá el problema no es Tinder, sino nuestras expectativas. La forma en que buscamos certezas en un mundo que no nos las puede dar. La manera en que queremos encontrar a “la persona adecuada” en una app diseñada para ofrecer mil opciones nuevas cada día. Iván no ofrece respuestas, y menos aún soluciones. Pero sí plantea las preguntas correctas. Y lo hace con una gracia que desarma.

Otro de los puntos fuertes es que el libro no pretende ser para todo el mundo. Es descarado, a veces subido de tono, y siempre brutalmente sincero. Si eso te incomoda, no es para ti. Pero si estás dispuesto a reírte (a veces de ti mismo), a ver lo absurdo de nuestras rutinas emocionales y a reconocer que muchas de nuestras decisiones tienen más que ver con el deseo, la inseguridad o la pura inercia que con el “verdadero amor”, entonces te vas a sentir como en casa.

En definitiva, Tinder y yo es un libro que no se parece a nada. Una especie de diario íntimo convertido en manifiesto del soltero digital, salpicado de referencias culturales, anécdotas surrealistas y reflexiones que no te esperas. Es una lectura ligera en apariencia, pero que deja poso. Un libro que se devora con gusto, que provoca risas sinceras, y que, sin quererlo, te invita a mirar tus propias relaciones desde otro ángulo.

Si alguna vez has usado Tinder (o cualquier app de citas), lo vas a disfrutar muchísimo. Y si no lo has hecho, este libro es probablemente lo más cercano a vivir la experiencia sin tener que deslizar ni una sola vez. Iván Klem ha escrito algo más que un libro sobre ligar: ha escrito sobre lo que significa ser humano en tiempos de algoritmo. Y eso, créeme, vale mucho más que un match.

El libro está disponible, tanto en papel como en digital, en Amazon a través de este enlace: https://www.letraminuscula.com/amz/841090134X

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